El aspirantismo desperdicia a las personas competentes: las reduce a competidoras. En vez de que actúen en lo que está a su cargo en beneficio del país, se dedican a destacar en la competencia por llegar a más. Para que todo se vuelva más absurdo, las noticias y las conversaciones hablan a todas horas de los aspirantes a abandonar su puesto en pos de otro mejor, como si la vida nacional no fuera más que eso.
Fuente: Letras Libres
No hay comentarios:
Publicar un comentario