13.4.11

La biología modificará, junto con la idea del mundo, nuestra identidad.

De acuerdo con Pablo Meyer:

La sociedad de consumo, dice, ha redescubierto el cuerpo después de mil años de puritanismo. La liberación física y sexual ha llevado a un culto de la higiene, la dietética y la terapéutica paralela a la obsesión por la juventud. Esto ha reemplazado rituales como el ayuno religioso. El cuerpo se ha vuelto la salvación, dejando de ser el instrumento de trabajo casi mágico del campesino para volverse propiedad privada de la sociedad capitalista. Ha dejado de ser negado u omitido para volverse un fetiche al que se le invierte económica y psicológicamente. El cuerpo ya no está en contradicción con el alma, pues se ha vuelto lo que era ella, el soporte privilegiado de la objetivación económica, psicológica y política. Como el cuerpo ya no da servicio, uno está para servirlo. Así los cambios tecnológicos que está viviendo la medicina –no habiendo perdido hasta ahora su dimensión mágica– serán inevitablemente puestos al servicio del cuerpo, objetivando y cambiando su identidad. Un ejemplo ilustrativo es la propagación casi epidémica de la obesidad como una anti-identidad de la sociedad, y la extensión de todo tipo de tratamientos para combatirla; o que el aumento de la esperanza de vida provoque el envejecimiento de los grupos humanos y el deseo a extender la juventud. La liberación del cuerpo desencadena la solicitación represiva del cuerpo vía la higiene, asepsia y profilaxis.

Fuente: Istor

ASPIRANTISMO

El aspirantismo desperdicia a las personas competentes: las reduce a competidoras. En vez de que actúen en lo que está a su cargo en beneficio del país, se dedican a destacar en la competencia por llegar a más. Para que todo se vuelva más absurdo, las noticias y las conversaciones hablan a todas horas de los aspirantes a abandonar su puesto en pos de otro mejor, como si la vida nacional no fuera más que eso.


Fuente: Letras Libres